¿Soy raro hasta escribiendo?

Creo que tengo letra grande; bueno, al menos la tenía a tenor del número de folios que gastaba en tiempos universitarios tomando apuntes. Creo que ello también hacía que mis apuntes tuvieran cierto número de seguidores.

Me solían decir que tenía letra de colegio de monjas. Ahí no acertaban... en parte. Porque en mis tiempos de ikastola algunas de mis primeras profesoras sí lo eran. De manera que algo quedó. Hace pocos días una compañera de aquellos años me ha dicho que algo de ello reconocía aún en mi letra.

Y lo de la postura rara de la herramienta al escribir... Me he vuelto a dar cuenta viendo esta foto de Josu que publiqué hace poco en este espacio. De hecho, una antigua alumna, maestra ella, me señaló dos posibles causas. Una, que en mis tiempos de preescolar no me enseñaron a manejar correctamente la herramienta de escribir; igual era que me pasaba más tiempo en la consulta del pediatra que en clase, por aquello de mis bronquitis. Otra, que soy un zurdo reconvertido, de lo cual no tengo noción.

Razones al margen, reconozco que esa inclinación suele sorprender. Incluso me costó un suspenso por pérdida de concentración en un examen de armonía, porque la cuidadora no hacía más que repetírmelo. Claro, que, ¿quién no tiene sus rarezas? O sea, cada cual tiene sus cadacualadas.


Zer ote gara, bakanak, bitxiak, arraroak? Nire kasuan, behintzat, eskuaz idazteko era ez dela ohikoa onartu behar, ezta?

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