Por qué en euskera (o a vueltas con el "p..." euskera)

Se celebra hoy el Día Internacional del Euskera. Aunque es cierto que ese sobreexceso de días internacionales hace que el significado se pueda diluir, no es menos cierto que en ciertos temas, como este, lo políticamente correcto prevalece, en otros ámbitos, como recogía Barakaldo digital, las posturas contrarias florecen. Así es que en este día me dirijo a ese tipo de personas, no a las convencidas.

Aurten gazteleraz idatziko dut Euskararen Nazioarteko Egunean; horren aldeko ez den jendearentzako mezua baita.


Hace unas semanas oí por la radio al técnico municipal correspondiente hablando sobre los cursos AISA, dirigidos a personas inmigrantes que comiencen el aprendizaje del euskera. Sin entrar a discutir con Guillermo sobre la didáctica de la lengua y los inmigrantes, decía aquél que quienes conocen el castellano, se valen de lo primordial y que quizás el euskera no lo es.

Curiosamente, pocos días después, vi un cartel de festejos en mi barrio, redactado en castellano en su totalidad. Cuando se lo hice saber a uno de los organizadores me contestó que para él estaba bien; con un “si todos lo entendemos” zanjó la cuestión.

Ello me recordó a mis primeros tiempos de universidad, cuando habia quien no entendía que defendiéramos la posibilidad de estudiar en euskera, cuando estaba claro que entendíamos castellano.

Vale, admito que pueda ser una suerte poder discutir si soy equilingüe o ambilingüe, que si los hay pocos deben ser. Pero, al tiempo, quisiera aclarar que también soy estudiante de inglés (de momento soy B1) y ojalá tuviese tiempo y posibilidad de seguir aprendiendo más lenguas.

Quisiera advertir de que a veces lo del "p. euskera" que he oído, venía relacionado con acceso a puestos de trabajo, y quien lo decía no era siempre consciente de que por el propio diseño del modo de acceso el unico factor discriminante era el lingüístico. Más aún, pocas personas se rasgan las vestiduras cuando para ciertos puestos de trabajo se exije como condición "sine qua non" el dominio de otras lenguas, como suele suceder con el inglés.

Pero vayamos con una visión positiva. Alejándonos de discusiones políticas y banderas, incluso demagogias  más o menos baratas ¿por qué no aprovechar las oportunidades de aprender, ya sea en el ámbito formal o no, entendiéndolas como riqueza, como más aprendizaje, como riqueza cultural? Y es que, además, desde el punto de vista egoísta, yo no quiero ser una pieza de museo.

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