Hay correctores... y correctores

Me enteré así como de chiripa que el día 27 de octubre se celebra el Día del Corrector de Textos.
Aunque hay tantos "días", tantos que casi no dejan ver el calendario, me sentí identificado, puesto que me está tocando realizar esa tarea desde que soy editor de las publicaciones en el trabajo (para cuándo me preguntan qué hago exactamente, por ejemplo)... y de que me ha tocado autocorregirme unas cuantas veces, con los artículos, por ejemplo. Normalmente, con bolígrafo rojo y sobre texto en papel; sí, en eso parezco ser de la "vieja escuela", aunque las galeradas las devuelva con comentarios y notas en los pdf de turno.

También me acordé de quienes me ayudaron corrigiendo el texto de la tesis doctoral. Vaya, una vez más, un saludo y un reconocimiento a personas como Francesc, Guillermo, Javier, José Alberto, Mikel y Urko, además de Domingo y María Luz, claro.

Tampoco pude menos que acordarme de los "correctores", que pululan con vida propia en los aparatejos que usamos con cada vez mayor frecuencia, y que en no pocas ocasiones oscurecen los mensajes, o directamente nos complican la vida por malentendidos.

Antonio Guerra en Flickr con licencia CC

Testu-zuzentzaileen eguna ospatu da aste honetan, hilaren 27an, hain zuzen. Baina, eta argitzeari ezinbesteko deritzot, zuzentzen aritzen diren pertsonena, Rotterdameko Erasmo bezala, eta ez gure tresnetan ditugun --eta, behin baino gehigotan, arazo-sortzaile diren-- zuzentzaile automatikoena. Zer naizen edo lanean zer egiten dudan galdetzen didatenerako, hemen dago erantzunetako bat: argitara eman aurretik testuak zuzendu. Eta sarri, paperean eta boligrafo gorriz gainera. Antigoalekoa, oraindik orain.

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